ayuuuuuudaaaaaaaa
necesito escribir características de la gitanilla que hagan parte de la novela antiguay aquellos que podrían definirla como moderna
En conclusion, somos gente que viuimos por nuestra industria y pico, y sin entremeternos con el antiguo refran yglesia o mar, o casa real, tenemos lo que queremos, pues nos contentamos con lo que tenemos. Todo esto os he dicho, generoso mancebo, porque no ignoreys la vida a que aueys, venido y el trato que aueys de professar, el qual os he pintado aqui en borron, que otras muchas e infinitas cosas -fol. 20v- yreys descubriendo en el con el tiempo, no menos dignas de consideracion que las que aueys oydo.»

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Calló en diziendo esto el eloquente y viejo gitano, y el nouicio dixo que se holgaua mucho de auer sabido tan loables estatutos, y que el pensaua hazer profession en aquella orden tan puesta en razon y en politicos fundamentos, y que solo le pesaua no auer venido mas presto en conocimiento de tan alegre vida, y que desde aquel punto renunciaua la profession de cauallero y la vanagloria de su illustre linage, y lo ponia todo debaxo del yugo, o, por mejor dezir, debaxo de las leyes con que ellos viuian, pues con tan alta recompensa le satisfazian el desseo de seruirlos, entregandole a la diuina Preciosa, por quien el dexaria coronas e imperios, y solo los dessearia para seruirla.

A lo qual respondio Preciosa: «Puesto que estos señores legisladores han hallado por sus leyes que soy tuya, y que por tuya te me han entregado, yo he hallado60 por la ley de mi voluntad, que es la mas fuerte de todas, que no quiero serlo, si no es con las condiciones que antes que aqui viniesses entre los dos concertamos; dos años has de viuir en nuestra compañia, primero que de la mia gozes, por que tu no te arrepientas por ligero, ni yo quede engañada por presurosa; condiciones rompen leyes: las que te he puesto sabes; si las quisieres guardar, podra ser que sea tuya, y tu seas mio, y donde no, aun no es muerta la mula, tus vestidos estan enteros, y de tus dineros no te falta vn ardite. La ausencia que has hecho, no ha sido aun de vn dia, que de lo que del falta te —82→ puedes seruir, y dar lugar que consideres lo que mas te conuiene. Estos señores bien pueden entregarte mi cuerpo, pero no mi alma, que es libre, y nacio libre, y ha de ser libre en tanto que yo quisiere. Si te quedas, te estimare en mucho; si te buelues, no te tendre en menos; porque, a mi parecer, los impetus amorosos corren a rienda suelta, hasta que encuentran con la razon o con el desengaño, y no querria yo que fuesses tu para conmigo, como es el caçador, que, en alcançando la liebre -fol. 21r- que sigue, la coge, y la dexa por correr tras otra que le huye; ojos ay engañados, que a la primera vista tan bien les parece el oropel como el oro, pero a poco rato bien conocen la diferencia que ay de lo fino a lo falso. Esta mi hermosura, que tu dizes que tengo, que la estimas sobre el sol, y la encareces sobre el oro, ¿que se yo si de cerca te parecera sombra, y tocada, cayras en que es de alquimia? Dos años te doy de tiempo para que tantees y ponderes lo que sera bien que escojas o sera61 justo que deseches, que la prenda que vna vez comprada nadie se puede deshazer della, sino con la muerte, bien es que aya tiempo, y mucho, para miralla y remiralla, y ver en ella las faltas o las virtudes que tiene, que yo no me rijo por la barbara e insolente licencia que estos mis parientes se han tomado de dexar las mugeres, o castigarlas, quando se les antoja. Y como yo no pienso hazer cosa —83→ que llame al castigo, no quiero tomar compañía que por su gusto me deseche.»

«Tienes razon, ¡o Preciosa!», dixo a este punto Andres, «y assi, si quieres que assegure tus temores y menoscabe tus sospechas jurandote que no saldre vn punto de las ordenes que me pusieres, mira qué juramento quieres que haga, o qué otra seguridad puedo darte, que a todo me hallarás dispuesto.»

«Los juramentos y promessas que haze el cautiuo, por que le den libertad, pocas vezes se cumplen con ella», dixo Preciosa, «y assi son, segun pienso, los del amante, que, por conseguir su desseo, prometera las alas de Mercurio y los rayos de Iupiter, como me prometio a mi vn cierto poeta, y juraua por la laguna Estigia. No quiero juramentos, señor Andres, ni quiero promessas; solo quiero remitirlo todo a la esperiencia deste nouiciado, y a mi se me quedará el cargo de guardarme, quando vos le tuuieredes de ofenderme.»


doy coronita