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JUSTIFICACIÓN
La expansión europea por el resto del mundo, iniciada desde finales de la Edad Media, crea un tipo de colonialismo durante los tiempos modernos, que experimenta una profunda transformación como consecuencia de la proyección en el mundo colonial del proceso económico europeo. La revolución industrial extendió las necesidades europeas fuera de sus fronteras, lo que llevó a la aparición de la acción colonial durante el s. XIX. La superioridad militar, económica y tecnológica europea se hizo sentir sobre Asia y África, cuyas formas de vida fueron totalmente alteradas por la presencia europea produciéndose a lo largo de dicho siglo un replanteamiento de la acción expansiva y de la política colonial.
Exponentes de tal política expansiva europea son la penetración europea en Asia, y en especial en China, y el colonialismo económico y político en África. Desde el último tercio del siglo XIX, la expansión económica, consecuencia de la segunda revolución industrial europea, lleva a su plenitud el imperialismo occidentales, tanto política como económicamente, realizándose; por las grandes potencias industriales, la política de los repartos coloniales y la construcción de los grandes Imperios, que completan el reparto del mundo entre los más poderosos estados europeos. Esta acción se produce con unas especiales características en Asia: desde los tiempos modernos Gran Bretaña ocupa la India, que ahora se vincula aún más estrechamente al Imperio Británico, y otros territorios del Sur y S.E. asiático; mientras, Francia se extiende por Indochina, y las principales potencias occidentales realizan una acción común para el reparto económico de China, que desde las guerras del opio (1839-1860), sufre un continuo despojo (1895). Sólo Japón consigue quedar libre de la acción colonial europea, y vive su propio proceso revolucionario de transformación desde la tradicional época Tokugawa a la occidentalizada e industrial época Meiji (1868) que genera su propia expansión imperialista en Asia Oriental.
El colonialismo e imperialismo occidentales fueron especialmente activos e intensos en África durante toda la época contemporánea, tanto en el aspecto económico como en el político. Con anterioridad, durante los siglos modernos, la acción colonial europea se concentró en el comercio en general, el establecimiento de factorías costeras y el tráfico de esclavos. Por otro lado, desde comienzos del siglo XIX, la penetración y ocupación europea se fue extendiendo por todo el continente africano, provocando el sometimiento y la destrucción de los Estados y sociedades africanas que intentaron resistir la invasión europea, e imponiendo sobre ellas un rígido sistema colonial. Como consecuencia de la intensa expansión colonial surgieron rivalidades que plantearon la necesidad de un arreglo internacional para organizar el reparto colonial de África, que se materializó en la Conferencia de Berlín (1884-1885).