La luz solar incide de manera directa en el crecimiento y desarrollo de las plantas en virtud de que es un factor determinante en la realización del proceso de fotosíntesis, el cual produce energía para el crecimiento de la planta en forma de glucosa.
Si la incidencia de los rayos solares es menor a la requerida, la planta no se desarrollará adecuadamente; puede sufrir enanismo, mal formación, decoloración de las hojas, atrofia de la raíz, etc.