La estructura que no admite otro final en el teatro es cuando la historia tiene un final cerrado, es decir, la historia tiene un final concreto, donde se definen todas las circunstancia y no deja espacio a la imaginación y no divaga en la conclusión de las situaciones.
Este tipo de finales también ocurre en las películas, cuentos, relatos, y cualquier forma de contar historias, anécdotas, etc.