El optimismo entusiasta (que solo piensa en coger el camino más fácil sin importarle mucho la felicidad) y el optimismo razonable (el que actúa de una determinada forma según la circunstancia que le aparezca, es decir, reaccionar bien en buenos momentos y no tan bien en los malos, sin llegar a ser pesimista y afrontando la realidad).