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Una alimentación mal equilibrada tiene una influencia negativa en la actividad inmunológica. "El mantenimiento del sistema inmunológico requiere un consumo constante de todas las vitaminas y minerales necesarios". Las personas mal alimentadas presentan un mayor riesgo de contraer infecciones.
Del mismo modo, el aporte excesivo de energía también puede afectar a la capacidad del sistema inmunológico de combatir las infecciones. La obesidad está ligada a una mayor incidencia de enfermedades infecciosas.
Además, las personas obesas son más propensas a desarrollar enfermedades cardiacas coronarias, las cuales están relacionadas con alteraciones de la función inmunológica.
La reducción de las grasas en la dieta es importante para el control del peso, pero también influye en el funcionamiento del sistema inmunológico. Si se reduce el contenido de grasa en la dieta, la actividad inmunológica aumenta.
La nutrición adecuada es la clave para mantener un sistema inmunológico saludable, el cual consiste de varios órganos que ayudan a combatir los patógenos, tales como los virus y las bacterias que causan las infecciones.