La sandía (Salvador Rueda)
Cual si de pronto se entreabriera el día
despidiendo una intensa llamarada,
por el acero fúlgidorasgada
mostró su carne rojala sandía.
Carmín incandescenteparecía
la larga y deslumbrante cuchillada,
como boca encendida y desatada
en frescos borbotonesde alegría.
Tajada tras tajada, señalando
las fue el hábil cuchillo separando,
vivas a la ilusión como ningunas.
Las separó la mano de repente,
y de improviso decoró la fuente
un círculo de rojas medias lunas.