Señor:
Estoy muy enferma. Cuán cierto es que las grandes ausencias matan el amor; y aumentan las grandes pasiones. Vd. me tendría muy poco amor, la grande separación lo acabó; pero yo que por Vd. tuve pasión, que ésta la he conservado por conservar mi reposo y mi dicha, que ella existe y existirá mientras viva. (…)
Manuela.