En el cuerpo humano se genera apartir de la inhalación, en el que la
expansión de la caja toráxica genera una pérdida de presión (vacío) que
provoca el ingreso de aire atmósferico hasta los sacos alveolares donde
la sangre libera principalmente dióxido de carbono e incorpora oxígeno
por difusión. Luego, el tórax se contrae (llamado exhalación) expulsando
este aire. Estos movimientos las personas lo realizan la mayor parte
del tiempo de forma automática (controlado por el sistema nervioso
autónomo), aunque también puede realizarse de manera controlada, sobre
todo para mejorar el rendimiento deportivo, hasta la apnea.