Respuesta :
Gabriel García MarquezCronica de una muerte anunciada (1981)Crónica de una muerte anunciada es una novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, publicada por primera vez en 1981.
En un pequeño pueblo, cercano a Cartagena de Indias (Colombia) en la costa caribe y prácticamente aislado, se casan Bayardo San Román, rico y recién llegado, y Ángela Vicario. Tras celebrar su boda, los recién casados se retiran a su nueva casa, después de lo cual Bayardo descubre que su esposa no es virgen. Cuando lo descubre, devuelve a Ángela Vicario a la casa de sus padres donde la madre de la chica le da una paliza. Ángela culpa de lo sucedido a Santiago Nasar, joven y querido vecino del pueblo.
Los hermanos Vicario -Pedro y Pablo-, obligados por la defensa del honor familiar, anuncian a la mayoría del pueblo (por divulgación) que matarían a Santiago Nasar; quien curiosamente no se entera, sino minutos antes de morir, de las intenciones de los hermanos Vicario. Éstos, después de considerarlo en varias ocasiones, acaban matándolo en la puerta de su casa, a la vista de la gente que no hizo o no pudo hacer nada para evitarlo. Pasados 27 años, el mejor amigo de Santiago (el que resulta el narrador) reconstruye los hechos, ya que él fue testigo.
Años después, Ángela Vicario estaría escribiéndole cada día a Bayardo, primero formalmente, después con cartas de joven enamorada y, finalmente, fingiendo enfermedades. Así pues, Bayardo San Román vuelve veintitrés años después, claramente desmejorado y con toda la correspondencia sin abrir.
De este carácter real y verídico viene el nombre de crónica, que no sólo aparece en el título de la novela, sino que la orienta estructuralmente, ya que, desde el comienzo, lo que pretende el narrador es la recopilación de datos y testimonios, que de alguna manera puedan ayudar a entender el por qué del asesinato de Santiago Nasar, lo inevitable del mismo, así como los perfiles humanos y psicológicos de todos los personajes que tuvieron, por acción y omisión, algo que ver con el funesto suceso.
En un pequeño pueblo, cercano a Cartagena de Indias (Colombia) en la costa caribe y prácticamente aislado, se casan Bayardo San Román, rico y recién llegado, y Ángela Vicario. Tras celebrar su boda, los recién casados se retiran a su nueva casa, después de lo cual Bayardo descubre que su esposa no es virgen. Cuando lo descubre, devuelve a Ángela Vicario a la casa de sus padres donde la madre de la chica le da una paliza. Ángela culpa de lo sucedido a Santiago Nasar, joven y querido vecino del pueblo.
Los hermanos Vicario -Pedro y Pablo-, obligados por la defensa del honor familiar, anuncian a la mayoría del pueblo (por divulgación) que matarían a Santiago Nasar; quien curiosamente no se entera, sino minutos antes de morir, de las intenciones de los hermanos Vicario. Éstos, después de considerarlo en varias ocasiones, acaban matándolo en la puerta de su casa, a la vista de la gente que no hizo o no pudo hacer nada para evitarlo. Pasados 27 años, el mejor amigo de Santiago (el que resulta el narrador) reconstruye los hechos, ya que él fue testigo.
Años después, Ángela Vicario estaría escribiéndole cada día a Bayardo, primero formalmente, después con cartas de joven enamorada y, finalmente, fingiendo enfermedades. Así pues, Bayardo San Román vuelve veintitrés años después, claramente desmejorado y con toda la correspondencia sin abrir.
De este carácter real y verídico viene el nombre de crónica, que no sólo aparece en el título de la novela, sino que la orienta estructuralmente, ya que, desde el comienzo, lo que pretende el narrador es la recopilación de datos y testimonios, que de alguna manera puedan ayudar a entender el por qué del asesinato de Santiago Nasar, lo inevitable del mismo, así como los perfiles humanos y psicológicos de todos los personajes que tuvieron, por acción y omisión, algo que ver con el funesto suceso.
Jamás imagine que encontraría al hombre de mis sueños, a ese que te hace
soñar con cada palabra que sale de su boca, ese que con solo mirarte
hace latir tu corazón como un motor.
Si, desde el primer instante, desde la primera mirada, las primeras palabras que cruzamos fueron suficientes para saber que todo lo que un día busqué desesperadamente estaba frente a mí.
Su mirada y su sonrisa, de verdad era lo que me enloquecía. Recuerdo haber cruzado miradas con él unos meses atrás, recuerdo también decir "Quiero que sea para mí" pero siempre bajaba de mi nube con esa enorme decepción de que las cosas no siempre son como quieres y que ese hombre era verdaderamente inalcanzable.
Era realmente perfecto físicamente, nada extravagante para los demás, pero para mí, lo más hermoso que mis ojos hayan podido ver. Sus ojos cafés, cabello rubio. Ese poder de sacarme una sonrisa con solo mirarme. Me miraste de una manera especial e hiciste que mi corazón latiera tan fuerte que hasta miedo sentí que saliera de mi pecho.
Fue mágico, esa noche la luna se encendió y jamás pensé que sería el comienzo de nuestro amor. Hace ya casi un año desde que sucedió y aún puedo recordarlo como si hubiese sido ayer. Pero como siempre "Nada es perfecto" Había un obstáculo entre nosotros. La distancia… Si, quizás muchos piensen que el amor a distancia es de tontos, pero él y yo estábamos tan seguros de nuestro amor, que nadie podía derrumbarlo.
Recuerdo siempre fui tímida por miedo a sufrir como lo hice veces anteriores. Pero sentía que no podía más, mi amor crecía en cada segundo que pasaba y necesitaba demostrarlo. Una noche, en el largo verano que pasaría junto a él, para luego volver a casa, nos encontrábamos en la piscina, bajo la luna y las estrellas, hablábamos de su vida y de la mía. Yo acababa de cumplir 15 años, y fue un regalo hermoso que me invitara a bailar el vals bajo la luna.
Fue solo un instante y sentí que duro toda una eternidad, entre sus brazos me cubría del frió y reposaba mi cabeza en su hombro. Solos él y yo, hundidos en una hermosa melodía que el tarareaba, en un instante sentí como el tiempo se detuvo y la melodía desapareció, nos miramos fijamente y unimos nuestros labios en un beso de amor, ese beso en el que sientes que nadie más existe, que no hay nadie que pueda destruir ese hermoso momento.
Así fue nuestro primer beso, nuestro comienzo, el inicio de nuestra hermosa historia de amor. Ese día me di cuenta que estaba profundamente enamorada, que amaba como jamás lo hice.
Si, desde el primer instante, desde la primera mirada, las primeras palabras que cruzamos fueron suficientes para saber que todo lo que un día busqué desesperadamente estaba frente a mí.
Su mirada y su sonrisa, de verdad era lo que me enloquecía. Recuerdo haber cruzado miradas con él unos meses atrás, recuerdo también decir "Quiero que sea para mí" pero siempre bajaba de mi nube con esa enorme decepción de que las cosas no siempre son como quieres y que ese hombre era verdaderamente inalcanzable.
Era realmente perfecto físicamente, nada extravagante para los demás, pero para mí, lo más hermoso que mis ojos hayan podido ver. Sus ojos cafés, cabello rubio. Ese poder de sacarme una sonrisa con solo mirarme. Me miraste de una manera especial e hiciste que mi corazón latiera tan fuerte que hasta miedo sentí que saliera de mi pecho.
Fue mágico, esa noche la luna se encendió y jamás pensé que sería el comienzo de nuestro amor. Hace ya casi un año desde que sucedió y aún puedo recordarlo como si hubiese sido ayer. Pero como siempre "Nada es perfecto" Había un obstáculo entre nosotros. La distancia… Si, quizás muchos piensen que el amor a distancia es de tontos, pero él y yo estábamos tan seguros de nuestro amor, que nadie podía derrumbarlo.
Recuerdo siempre fui tímida por miedo a sufrir como lo hice veces anteriores. Pero sentía que no podía más, mi amor crecía en cada segundo que pasaba y necesitaba demostrarlo. Una noche, en el largo verano que pasaría junto a él, para luego volver a casa, nos encontrábamos en la piscina, bajo la luna y las estrellas, hablábamos de su vida y de la mía. Yo acababa de cumplir 15 años, y fue un regalo hermoso que me invitara a bailar el vals bajo la luna.
Fue solo un instante y sentí que duro toda una eternidad, entre sus brazos me cubría del frió y reposaba mi cabeza en su hombro. Solos él y yo, hundidos en una hermosa melodía que el tarareaba, en un instante sentí como el tiempo se detuvo y la melodía desapareció, nos miramos fijamente y unimos nuestros labios en un beso de amor, ese beso en el que sientes que nadie más existe, que no hay nadie que pueda destruir ese hermoso momento.
Así fue nuestro primer beso, nuestro comienzo, el inicio de nuestra hermosa historia de amor. Ese día me di cuenta que estaba profundamente enamorada, que amaba como jamás lo hice.