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Definición
Una crisis financiera es una perturbación más o menos repentina que produce una
pérdida considerable de valor en instituciones o activos financieros que tienen
influencia decisiva en la marcha de los negocios y de la actividad financiera y
económica general y que provoca un desequilibrio fundamental entre la demanda de
medios de financiación que realizan los sujetos económicos y la oferta que hacen las
entidades o intermediarios financieros.
Puede estar asociada a problemas originales provocados en el sistema bancario, en
los mercados de divisas, en la bolsa y la cotización de las acciones, en la deuda pública
y en la capacidad de pago de uno o varios países, o incluso en algunos mercados
específicos que provoquen subsiguientes problemas en los mecanismos de financiación
de la economía.
La crisis financiera suele darse inicialmente en un solo país aunque en las actuales
condiciones de interrelación financiera y de plena liberalización de los movimientos de
capital, es normal que se contagie casi inmediatamente a otros países, a áreas más
extensas o incluso, como ha ocurrido con la iniciada en 2007 a partir de la difusión
generalizada de hipotecas sub-prime y sus derivados financieros, que se extienda por
todo el planeta y adquiera carácter global.
Origen
Las crisis financieras se inician en el sector financiero pero lo normal es que más o
menos directamente terminen por afectar al conjunto de la economía.
Su origen inmediato puede ser muy variado pero suele estar relacionado con el
riesgo inherente al funcionamiento incierto de los precios, de los tipos de interés o de
cambio, del crédito o de la liquidez.
Puede originarse en cualquier mercado como consecuencia de cambios inesperados
en los precios de las mercancías, en los tipos de interés o de cambio, en los precios de
los activos, en la aparición más o menos repentina de nuevas oportunidades de negocio,
en circunstancias o shocks excepcionales o incluso en simples cambios de opinión de
los sujetos económicos... que influyan en las condiciones en que venía
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desenvolviéndose la financiación de la economía o en la circulación de los medios de
pago, provocando así un desequilibrio repentino entre su oferta y demanda.
En otras ocasiones se origina directamente en el sistema crediticio, cuando cualquier
circunstancia, prevista o no, da lugar a una quiebra en la confianza de las partes, de
modo que cualquiera de ellas estima de modo suficientemente generalizado que se va a
deteriorar su condición en el intercambio financiero, que va a tener más dificultades
para cobrar o para pagar créditos o prestamos, por ejemplo, y eso le lleva a modificar su
comportamiento, restringiendo la concesión de nuevos préstamos o liquidando
rápidamente los existentes, lo que también altera el equilibrio entre la oferta y la
demanda y produce la crisis.
Las crisis financieras también pueden originarse a menudo cuando, por razones
diversas, se produce una insuficiencia más o menos inesperada de liquidez, lo que hace
escasear los medios de pago, bloquea la financiación y provoca la alteración entre oferta
y demanda que da lugar a la crisis que, generalmente en este caso, se traslada enseguida
a la economía real.
Efectos
Cuando se desencadena una crisis financiera sus efectos pueden ser muy diversos, de
diferente magnitud, circunscritos al ámbito financiero o extendidos, como se ha
señalado, a ámbitos más o menos amplios de las economías. Pero, en cualquier caso,
suelen estar acompañadas de un incremento del riesgo y la incertidumbre, del
racionamiento o encarecimiento del crédito, de una pérdida de su calidad, lo que
posteriormente lleva consigo morosidad y quebrantos patrimoniales y, en consecuencia
de todo ello, de insuficiente, más costosa o inadecuada oferta de financiación al
conjunto del sistema económico.
Teniendo en cuenta que la financiación externa es prácticamente imprescindible para
todos los sujetos que operan en las economías capitalistas, cuando se produce cualquiera
de esas circunstancias es inevitable que se deriven consecuencias para la actividad
económica en general. Y cuando el desajuste financiero inicial que provoca la crisis es
suficientemente grande puede llevar tras de sí una recesión económica o incluso una
depresión que llegue a paralizar el ritmo de generación de la actividad económica.
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Causas
Las causas inmediatas y mediatas que pueden desencadenar las crisis financieras pueden
ser muy variadas pero en términos generales destaca que en ausencia de planificación y
sin una regulación muy estricta del sector financiero es prácticamente imposible que se
produzca automáticamente y sin perturbaciones el equilibrio entre oferta y demanda de
medios de pago, sobre todo, teniendo en cuenta que la banca privada tiene un incentivo
constante, como se verá más adelante, para crear más deuda y medios de pago.
Explicación: