Estamos aquí reunidos por un solo motivo: acordar las medidas que hemos de adoptar como comunidad global para promover el desarrollo sostenible mundial.
Necesitamos políticas acordes con una economía mundial del siglo XXI, y eso significa pensar con un enfoque más creativo, más mancomunado y más colaborativo que en el pasado.
¿Por qué? Porque nuestro planeta se enfrenta a un desafío triple: la inestabilidad económica, el daño al medio ambiente y falta de equidad. Estos desafíos se alimentan y amplifican entre sí, de ahí que no puedan considerarse en forma aislada.
Sabemos que sin cimientos firmes la carrera está perdida desde la largada. El punto de partida del desarrollo sostenible es la estabilidad macroeconómica.