Que la gestación solo pueda ser altruista satisface y respeta la libertad de la mujer para decidir sobre su propio cuerpo, pero garantiza al mismo tiempo que esa libertad sea real y efectiva en todos los casos. Se trata de evitar que mujeres pobres se vean obligadas a gestar un hijo para otros por la única razón de que son pobres y encuentran en la venta de su cuerpo su único medio de subsistencia. El legítimo deseo de paternidad no puede ser atendido si solo es posible a costa de la explotación de otra persona.