Esta masacre tuvo lugar durante el motín que se produjo en Quito (Ecuador) el dos de agosto del año 1810. El motín fue instigado por la ciudadanía para liberar a los próceres a los que se había encarcelado y para los que se pedía pena de muerte por crímenes de lesa majestad. Los próceres habían participado un año antes en la Primera Junta de Gobierno Autónoma de Quito. Los asaltantes asaltaron los cuarteles y consiguieron entrar en la cárcel, pero las autoridades ejecutaron a los presos. Esto hizo que la revuelta se enardeciera y continuara en las calles de Quito. Murieron entre 200 y 300 personas, una cifra que supuso el uno por ciento de la población de entonces.