Su gran tamaño -alto peso molecular- y su estructura química impiden a las hormonas peptídicas atravesar la membrna celular.
Debido a su limitación para atravesar la membrana plasmática, la acción de las hormonas peptídicas depende de la interacción que esta tiene con su receptor de superficie, una proteína transmembrana cuya finalidad es acoplarse a una proteina -hormona, en este caso- específica.