Los sofistas dieron al concepto de justicia la connotación que hasta hoy se tiene de ella; "dar a cada cual según su mérito", de modo que, si el individuo actuaba acorde a los principios sociales estimados como deseables, era justo recompensarle.
Mientras que si el individuo no actuaba coherentemente con los principios sociales tenidos como deseables por la sociedad, la justicia debía darle un castigo a este.
Así pues, la justicia para los sofistas se convirtió en un concepto calificador de la conducta humana, de acuerdo a la conveniencia legal y contextual.