Las consecuencias de la democracia radican en la existencia de un sistema en el cual el poder y la soberanía reside en el pueblo, es decir, en la voluntad popular.
Además, la principal consecuencia es la inclusión y la participación de todos los sectores de la sociedad, a través del diálogo.
La democracia estipula la igualdad de los derechos individuales, donde no importa el sexo, credo religioso, posición social o cualquier otra condición excluyente.