Respuesta :
La obra de arte es, en esencia, la creación de formas, una transformación que se manifiesta en la estructura de ella misma, es un vínculo entre el arista, el observador y las sensaciones experimentadas durante su creación y contemplación. Esto no solo aplica para el artes, sino, también para la ciencia, ya que el científico es quien produce, y se necesita, de igual manera que en el arte, de observadores que juzguen, valoren y verifiquen los trabajos científicos de otros.
El científico goza el placer estético cuando contempla un experimento bien diseñado, esto mismo sucede con el artista al mirar su obra terminada y con los resultados esperados.
En el campo artístico como en el científico, se necesita de la reflexión y la contrastación para poder ser admiradas con respeto y elocuencia, para poder ser criticadas y mejoradas, etc.
Tanto en los pintores, coreógrafos, poetas y científicos, sucede algo muy similar: el alumno creativo se detiene en la obra de un maestro y luego se impulsa hacia otro orden, se separa y mucha veces contradicen lo establecido y enseñado por su maestro.
En ambas disciplinas existen técnicas particulares, teorías, doctrinas, compromisos ideológicos y étnicos.La ciencia es una forma de explotar incógnitas, de darles una respuesta; la observación es un acto fundamental del método científico, esta observación debe de ser precisa, informada y sagaz.
¿Qué sucede con el arte? ¿No es acaso el arte una forma de explorar lo incógnito? ¿No tiene también el artista una preocupación como motivación fundamental? Y antes de ejecutar la obra, ¿no es cierto que el científico y el artista deben realizar una observación cuidadosa del objeto de su preocupación y una vez realizada la observación, no se plasman las representaciones de esa observación en una obra que se ofrece al mundo?
Si bien son afirmativas estas preguntas, desde mi parecer, encontramos con que las diferencias empiezan cuando hablamos del método.
El artista sigue un método que si bien en sustancia no difiere, parece tener un énfasis técnico distinto. En tanto que el científico realiza una observación armado de técnicas sumamente precisas y complejas, el artista realiza una observación muy diferente porque se basa en el refinamiento de factores perceptuales, cognitivos y emocionales propios: el artista perfecciona su sensibilidad. En este caso, y a diferencia de la ciencia, no se generan registros observacionales o de máquinas a los que es necesario dar una interpretación. Se genera una representación más directa y la técnica en el arte se emplea, fundamentalmente, en la producción de la obra. Es así que, aunque el científico y el artista deben ser artesanos y dominar las técnicas, éstas se emplean en momentos diferentes del proceso, y aunque ésta es claramente una diferencia, no parece demasiado importante.
Muchas de las imágenes que se producen en la ciencia, como las que generan las computadoras como mapas de la actividad cerebral o las espectaculares fotos de mundos minúsculos obtenidos por microscopía electrónica de barrido, constituyen parte de los resultados publicables y poseen una particular belleza.
Por otro lado está el uso de técnicas y aparatos científicos para la producción de obras de arte, como el uso de los rayos láser para la creación de hologramas o las técnicas precisas de mezcla de colorantes usadas por Vasarely para sus litografías geométricas.
Se dice que arte es representación. No necesariamente imitación de lo sensible, sino representación de lo esencial. El objeto artístico es la expresión de esa representación. Pero la ciencia no es otra cosa que una representación del mundo y la producción de objetos a partir de ella.
Debe haber diferencias entonces entre los objetivos del arte y la ciencia: el propósito de la ciencia es producir conocimiento certero y general sobre aspectos restringidos del mundo; el del arte es producir una emoción estética.
Es indudable que hay elementos intelectuales en el arte y emocionalmente en la ciencia. La ciencia pretende un conocimiento impersonal y universal, en el lenguaje más abstracto, las matemáticas… En su contraparte en la ciencia, la experiencia más intima, la más personal, es objetos de las artes.
El científico goza el placer estético cuando contempla un experimento bien diseñado, esto mismo sucede con el artista al mirar su obra terminada y con los resultados esperados.
En el campo artístico como en el científico, se necesita de la reflexión y la contrastación para poder ser admiradas con respeto y elocuencia, para poder ser criticadas y mejoradas, etc.
Tanto en los pintores, coreógrafos, poetas y científicos, sucede algo muy similar: el alumno creativo se detiene en la obra de un maestro y luego se impulsa hacia otro orden, se separa y mucha veces contradicen lo establecido y enseñado por su maestro.
En ambas disciplinas existen técnicas particulares, teorías, doctrinas, compromisos ideológicos y étnicos.La ciencia es una forma de explotar incógnitas, de darles una respuesta; la observación es un acto fundamental del método científico, esta observación debe de ser precisa, informada y sagaz.
¿Qué sucede con el arte? ¿No es acaso el arte una forma de explorar lo incógnito? ¿No tiene también el artista una preocupación como motivación fundamental? Y antes de ejecutar la obra, ¿no es cierto que el científico y el artista deben realizar una observación cuidadosa del objeto de su preocupación y una vez realizada la observación, no se plasman las representaciones de esa observación en una obra que se ofrece al mundo?
Si bien son afirmativas estas preguntas, desde mi parecer, encontramos con que las diferencias empiezan cuando hablamos del método.
El artista sigue un método que si bien en sustancia no difiere, parece tener un énfasis técnico distinto. En tanto que el científico realiza una observación armado de técnicas sumamente precisas y complejas, el artista realiza una observación muy diferente porque se basa en el refinamiento de factores perceptuales, cognitivos y emocionales propios: el artista perfecciona su sensibilidad. En este caso, y a diferencia de la ciencia, no se generan registros observacionales o de máquinas a los que es necesario dar una interpretación. Se genera una representación más directa y la técnica en el arte se emplea, fundamentalmente, en la producción de la obra. Es así que, aunque el científico y el artista deben ser artesanos y dominar las técnicas, éstas se emplean en momentos diferentes del proceso, y aunque ésta es claramente una diferencia, no parece demasiado importante.
Muchas de las imágenes que se producen en la ciencia, como las que generan las computadoras como mapas de la actividad cerebral o las espectaculares fotos de mundos minúsculos obtenidos por microscopía electrónica de barrido, constituyen parte de los resultados publicables y poseen una particular belleza.
Por otro lado está el uso de técnicas y aparatos científicos para la producción de obras de arte, como el uso de los rayos láser para la creación de hologramas o las técnicas precisas de mezcla de colorantes usadas por Vasarely para sus litografías geométricas.
Se dice que arte es representación. No necesariamente imitación de lo sensible, sino representación de lo esencial. El objeto artístico es la expresión de esa representación. Pero la ciencia no es otra cosa que una representación del mundo y la producción de objetos a partir de ella.
Debe haber diferencias entonces entre los objetivos del arte y la ciencia: el propósito de la ciencia es producir conocimiento certero y general sobre aspectos restringidos del mundo; el del arte es producir una emoción estética.
Es indudable que hay elementos intelectuales en el arte y emocionalmente en la ciencia. La ciencia pretende un conocimiento impersonal y universal, en el lenguaje más abstracto, las matemáticas… En su contraparte en la ciencia, la experiencia más intima, la más personal, es objetos de las artes.