Respuesta :
La humanidad ha llegado a ser lo que es hoy gracias a que el hombre ha vivido en sociedad. Entre los miembros de un grupo numeroso de personas es más fácil repartirse las tareas de forma que el trabajo de todos sea más eficiente.En la actualidad, se tiende a vivir en grupos cada vez más pequeños. Cada vez hay más gente que vive sola. Nos toca a cada uno hacer todas las tareas que antes se repartían entre muchos. Aunque esas tareas sean algo menos pesadas por ser para menos gente, el tiempo que lleva el hacerlas no se reduce en la misma proporción que el número de personas para las que se hace (un claro ejemplo es el tiempo que cuesta preparar diez comidas para uno o una comida para diez). Es por eso que, en la actualidad, no tenemos tiempo para casi nada porque siempre tenemos tareas pendientes. A eso hay que sumarle la cultura del querer tener todo para ayer, y del querer tener, de lo bueno, lo mejor.
Hoy en día se considera sociedad al grupo de personas que viven en una misma zona, aunque cada individuo sea totalmente independiente de los demás. Realmente solo se está en sociedad mientras se trabaja en una empresa con más gente, precisamente porque trabajando en equipo se consiguen mejores resultados.La sociedad nos hace más eficaces en casi todo (no digo en todo, porque seguro que hay ejemplos que no se me ocurren ahora en los que no sucede esto).Incluso en las redes “sociales” pasa lo mismo que en la sociedad de la calle. Si accedes a ellas individualmente, tu opinión vale como la de un individuo (Eso es en teoría. Si no existe un “ente superior” que “manipule”). Sin embargo, si accedes a ellas en grupo puedes influir mucho más que el mismo número de personas individualmente (Para mí está claro que hay pequeñas subredes de manipulación de la opinión en las grandes redes sociales).Propongo una nueva idea de sociedad. No una red social, sino una red de sociedades sociales (por decir algo), o una red de sociedades.
En ella, se podrán juntar personas con intereses afines. Podrán discutir estrategias para hacer llegar a la opinión pública sus ideas o reivindicaciones.La finalidad última de esa red de sociedades sería el aunar los esfuerzos de varios (o muchos) para conseguir un objetivo común. Es decir, formar sociedades que trabajen unidas para conseguir un fin.
Hoy en día se considera sociedad al grupo de personas que viven en una misma zona, aunque cada individuo sea totalmente independiente de los demás. Realmente solo se está en sociedad mientras se trabaja en una empresa con más gente, precisamente porque trabajando en equipo se consiguen mejores resultados.La sociedad nos hace más eficaces en casi todo (no digo en todo, porque seguro que hay ejemplos que no se me ocurren ahora en los que no sucede esto).Incluso en las redes “sociales” pasa lo mismo que en la sociedad de la calle. Si accedes a ellas individualmente, tu opinión vale como la de un individuo (Eso es en teoría. Si no existe un “ente superior” que “manipule”). Sin embargo, si accedes a ellas en grupo puedes influir mucho más que el mismo número de personas individualmente (Para mí está claro que hay pequeñas subredes de manipulación de la opinión en las grandes redes sociales).Propongo una nueva idea de sociedad. No una red social, sino una red de sociedades sociales (por decir algo), o una red de sociedades.
En ella, se podrán juntar personas con intereses afines. Podrán discutir estrategias para hacer llegar a la opinión pública sus ideas o reivindicaciones.La finalidad última de esa red de sociedades sería el aunar los esfuerzos de varios (o muchos) para conseguir un objetivo común. Es decir, formar sociedades que trabajen unidas para conseguir un fin.
EL HECHO DE VIVIR EN SOCIEDAD
Que los seres humanos vivimos en sociedad es un hecho claro e indiscutible, un hecho inmediato: desde nuestro nacimiento nos encontramos ya en un medio social. Es un hecho irreversible. También las abejas y las hormigas integran una sociedad, sin embargo no parece lo mismo “nuestro vivir socialmente” y la organización que se impone a las abejas y a las hormigas.
Lo primero que procede quizá sea preguntarnos si, al igual que el ser humano es necesariamente moral, también es necesariamente social. Con ello nos planteamos la cuestión de si somos real y verdaderamente seres humanos con anterioridad a nuestra relación con los otros seres humanos. O si por el contrario, nuestra relación con los otros hombres y mujeres es fundamental, originaria y constitutiva del ser humano. De ser verdad esto último, la dimensión social del ser humano no sería una faceta cualquiera, sino que constituiría la realidad misma de nuestro ser , una realidad moral y social.
Que los seres humanos vivimos en sociedad es un hecho claro e indiscutible, un hecho inmediato: desde nuestro nacimiento nos encontramos ya en un medio social. Es un hecho irreversible. También las abejas y las hormigas integran una sociedad, sin embargo no parece lo mismo “nuestro vivir socialmente” y la organización que se impone a las abejas y a las hormigas.
Lo primero que procede quizá sea preguntarnos si, al igual que el ser humano es necesariamente moral, también es necesariamente social. Con ello nos planteamos la cuestión de si somos real y verdaderamente seres humanos con anterioridad a nuestra relación con los otros seres humanos. O si por el contrario, nuestra relación con los otros hombres y mujeres es fundamental, originaria y constitutiva del ser humano. De ser verdad esto último, la dimensión social del ser humano no sería una faceta cualquiera, sino que constituiría la realidad misma de nuestro ser , una realidad moral y social.