No habrá más penas ni olvido" es una novela que describe de modo crudo la desgarradora antinomia peronista de fines de los 70. Colonia Vela no es más que una metáfora de toda la Argentina, y la pequeña plaza del pueblo, símbolo presente constantemente en la obra, representa sin duda, a la plaza de mayo, tan importante en la historia argentina y peronista.
Cuando Perón vuelve del exilio ya no es el mismo que se había ido, viejo, enfermo, un fantasma de lo que era, con el brujo López Rega gobernando en las sombras, Perón ya no era el líder que supo ser. A su vuelta muchos lo esperaban para que pusiera las cosas en orden, otros para que hiciera la revolución. Se produjo así un enfrentamiento entre los viejos peronistas, de neta tendencia de izquierda, y la nueva derecha peronista, más conservadora. Perón cometió un grave error al apoyarse en la derecha, más viejo y con muchos años de exilio, se olvidó de que había sido principalmente la juventud peronista, la más radical, la que más luchó por su regreso. Había una distancia obvia, la juventud peronista era muy joven, Perón ya era muy viejo. Los "inflitrados" eran los peronistas de la vieja guardia, a los que ahora la nueva derecha peronista calificaba de "comunista". Es decir, hubo una inversión de papeles, dado el nuevo contexto histórico, los gorilas de siempre ahora se decían peronistas, los peronistas de siempre ahora eran comunistas y se emprendió una guerra masiva contra ellos. La novela de Soriano plantea todo este absurdo, todas las contradicciones que han aompañado siempre al peronismo, escenificando una guerra que no tiene lógica ya que todos parecen pelear por el mismo objetivo y donde todos tienen el mismo lema: "Perón o muerte", un Perón, por otra parte, ausente en toda la obra.
Todo este contexto implicó el rumbo económico del último gobierno de Perón, en el que las clases populares y la política económica progresista y socialista cedió ante una tendencia más conservadora, poco amiga de la clase obrera y más acomodada a los intereses oligárquicos. Es decir, Perón se equivocó, confío en la derecha y terminó, ya no él sino su esposa, volteada por esa misma derecha, que cuando sintió que el peronismo ya no era útil lo desechó por Videla y Massera.
