El Imperio Español fundó las primeras colonias norteamericanas en el siglo XV. Los británicos comenzaron a establecer colonias casi un siglo después. Ambos imperios buscaban extraer recursos y provechos de sus nuevas tierras conquistadas mientras luchaban con los indígenas y desarrollaban complejos sistemas de comercio y agricultura. A pesar de estas similitudes, los ingleses y españoles gobernaron sus colonias de formas únicas. Las estructuras políticas, religiosas y sociales de los dos países determinaron muchas de estas diferentes.