Es muy importante pensar en qué cosas nos agradan y qué cosas nos desagradan para lograr no dañar a las personas que nos rodean. En ocasiones actuamos movidos por impulsos irracionales y provocamos daño y malestar a personas a las que queremos. Esto se produce por una incapacidad de empatizar en momentos de tensión. Insultar, menospreciar, degradar o agredir a alguien es una conducta reprobable desde el mismo momento en que a ninguno nos gustaría que alguien la tuviera hacia nosotros. Es algo que no se debe perder de vista si queremos ser y comportarnos como personas consideradas y bien educadas.