se basaba en la redistribución del ingreso y el PBI a favor de las clases obreras; el objetivo era mejorar la calidad de vida y lograr que el Mercado Interno consumiera la producción industrial. Los convenios (subas) salariales y el aumento del empleo (fábricas estatales) vinieron acompañados de una gran mejora en los servicios públicos que brindaba el Estado: viviendas (por créditos hipotecarios o construcción de viviendas populares), salud (hospitales modelo y aparición de las obras sociales) y educación. El hecho de que la población tuviera estos acceso gratuito a estos servicios significó un mayor consumo de los bienes manufacturados nacionales (producidos en las fábricas estatales).