Podemos decir, básicamente, que una llama tiene dos partes: una azul y otra amarilla. La parte azul es la parte más caliente de la llama, mientras que la parte amarilla es la parte más fría.
La diferencia de temperatura se debe a que en la parte azul es donde van mezclados el combustible y el oxígeno en proporción estequiométrica y la combustión es completa, mientras que en la parte amarilla el oxígeno se va incorporando al combustible según se va necesitando.