lista de diez palabras de origen arabe q  se aplican en objetos y otra lista de 10 palabras de origen araqbe q designan oficinas impuestos cargos


Respuesta :

El árabe es, después del latín, la lengua que más léxico ha aportado al castellano. Este vocabulario entra en castellano y en las otras lenguas romances de la península ibérica como resultado de la situación de contacto que se produce desde el año 711, con la conquista árabe, hasta principios del siglo XVII, con la expulsión de los últimos moriscos que mantenían viva su lengua en estos territorios.El vocabulario de origen árabe es especialmente significativo en campos en los que esta cultura realizó una aportación destacada a los pueblos peninsulares, como, por ejemplo:a) La agricultura: acequia, alcachofa, algodón, azúcar, noria, albaricoque, aceite, albahacab) La guerra: alférez, tambor, alfanje, adalid, almirante, arsenalc) Comercio y manufacturas: aduana, tarifa, arancel, arroba, tarea, alfarero,alcancía, abalorio, alhaja, alicatesd) La cocina: alfajor, albóndiga, almíbar, almirez, arrope, tazae) La construcción: adoquín, alcázar, alcoba, alféizar, aljibe, adobe, alcantarilla, azotea, azulejof) Topónimos: Alcalá, Albacete, Guadalquivir, Algeciras, Gibraltar, Murcia, Guadalajara, GuadianaUna mención aparte merece el vocabulario científico. A esta lengua le debemos léxico en los siguientes campos:g) Matemáticas: cifra, álgebra, algoritmo, guarismo
h) Astronomía: cenit, nadir, Aldebarán, Rigel, almanaque, azimuti) Alquimia: azufre, alambique, redoma, elixir, álcali, azogue
j) Medicina: nuca, jaqueca, jarabeEl castellano normalmente incorpora al nombre el artículo árabe con la forma al-(como en alcachofa) o a- (como en azúcar). En esto coincide con el gallego y el portugués. El catalán, en cambio, se alinea aquí con las otras lenguas de Europa, que tienden a retener sólo el nombre desechando el artículo. Compárese:Cast. azúcar, gall. azucre, port. açúcarfrente aCat. sucre, fr. sucre, ing. sugar, it. zucchero, al. Zucker, checo cukrTodas estas son palabras tan arraigadas que difícilmente se podría concebir sin ellas el español. De hecho, el hablante normal y corriente, es decir, el que no tiene conocimientos de historia de la lengua, nunca pensaría que proceden de una lengua diferente.