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ESTAS SON LAS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE LAS FÁBULAS: El géneroLas fábulas pueden estar escritas en verso o en prosa.La brevedadSuelen ser historias breves.La presencia de los elementos esenciales de la narraciónAcostumbra a haber un narrador que cuenta lo que les sucede (acción) a unos personajes en un lugar y en un tiempo indeterminados. Las fábulas, como los cuentos populares, no se sitúan en una época concreta. Son intemporales.Una estructura sencillaEl esquema de muchas fábulas empieza con la presentación de una situación inicial, tras la cual se plantea un problema, que unas veces tiene solución y otras no. La historia finaliza con una moraleja.Los personajesLos personajes son, en su mayoría, animales u objetos humanizados. Los temas Los vicios son los temas tratados en las fábulas (la envidia, la avaricia, la arrogancia, la mentira…). La intención Detrás de cada fábula hay una crítica hacia ciertos comportamientos y actitudes, que se disimula con el uso de personajes humanizados.La moraleja La moraleja es una enseñanza moral, es decir, un consejo o pauta de conducta. La moraleja puede ser una frase o una estrofa. La más corriente es el pareado, una estrofa de dos versos que riman entre sí
Una Fábula es un texto de juegos protagonizado por animales que hablan y escrito en prosa o verso con una intención didáctica de carácter ético y universal formulada la mayor parte de las veces al final, en la parte denominada moraleja, más raramente al principio o eliminada ya que puede sobreentenderse o se encuentra implícita. Francisco Martín García, gran estudioso del tema, la define como:
Se diferencian de los apólogos en que éstos son más generales y en ellos pueden intervenir además hombres y personajes tanto animados como inanimados. Pueden estar escritas en prosa o verso. En el Index motifs, catálogo de motivos de relatos folclóricos de Antti Aarne y Stith Thomson (Aarne-Thompson), figura clasificado como "cuentos de animales".
Las fábulas y los apólogos fueron utilizados desde la Antigüedad grecorromana por los esclavos pedagogos para enseñar conducta ética a los niños que educaban. La moral educida de estos ejemplos era la del Paganismo: es imposible cambiar la condición natural de las cosas, incluida la condición humana y el carácter de las personas; el Cristianismo sustituyó esta concepción del mundo por otra que presuponía en el hombre la posibilidad de cambiar su naturaleza.
Ilustración de Lorenz Frølich para una fábula de Hans Christian HandersenEsopo y Babrio, entre los autores de expresión griega, y Fedro entre los romanos, han sido los autores más célebres de fábulas y han servido de ejemplo a los demás. En la Edad Media circularon por Europa numerosas colecciones de fábulas pertenecientes a otra tradición autónoma, de origen indio (Hitopadesa, Pancatantra), difundidas a través de traducciones árabes o judaicas españolas o sicilianas. Muchas de ellas fueron a pasar a libros de ejemplos para sermones. El más famoso fue sin duda la Disciplina clericalis del judío converso español Pedro Alfonso, entre otros muchos. Durante el Renacimiento reciberon el interés de los humanistas; Leonardo da Vinci, por ejemplo, compuso un libro de fábulas. Con la revitalización de la Antigüedad clásica en el siglo XVIII empezaron a escribirse fábulas; destacaron en esta labor los franceses Jean de La Fontaine y Jean Pierre Claris de Florian, los españoles Tomás de Iriarte y Félix María Samaniego, los ingleses John Gay y el alemán Gotthold Ephraim Lessing.
Posteriormente, en el siglo XIX, la fábula fue uno de los géneros más populares, pero empezaron a extenderse sus temas y se realizaron colecciones especializadas. En España destacaron especialmente los escritores Cristóbal de Beña (Fábulas políticas) y Juan Eugenio Hartzenbusch; en Estados Unidos, Ambrose Bierce, con sus Fábulas fantásticas y su Esopo enmendado, libros poblados por la ironía y la sátira política, y en Gran Bretaña Beatrix Potter (1858-1943
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Una Fábula es un texto de juegos protagonizado por animales que hablan y escrito en prosa o verso con una intención didáctica de carácter ético y universal formulada la mayor parte de las veces al final, en la parte denominada moraleja, más raramente al principio o eliminada ya que puede sobreentenderse o se encuentra implícita. Francisco Martín García, gran estudioso del tema, la define como:
Se diferencian de los apólogos en que éstos son más generales y en ellos pueden intervenir además hombres y personajes tanto animados como inanimados. Pueden estar escritas en prosa o verso. En el Index motifs, catálogo de motivos de relatos folclóricos de Antti Aarne y Stith Thomson (Aarne-Thompson), figura clasificado como "cuentos de animales".
Las fábulas y los apólogos fueron utilizados desde la Antigüedad grecorromana por los esclavos pedagogos para enseñar conducta ética a los niños que educaban. La moral educida de estos ejemplos era la del Paganismo: es imposible cambiar la condición natural de las cosas, incluida la condición humana y el carácter de las personas; el Cristianismo sustituyó esta concepción del mundo por otra que presuponía en el hombre la posibilidad de cambiar su naturaleza.
Ilustración de Lorenz Frølich para una fábula de Hans Christian HandersenEsopo y Babrio, entre los autores de expresión griega, y Fedro entre los romanos, han sido los autores más célebres de fábulas y han servido de ejemplo a los demás. En la Edad Media circularon por Europa numerosas colecciones de fábulas pertenecientes a otra tradición autónoma, de origen indio (Hitopadesa, Pancatantra), difundidas a través de traducciones árabes o judaicas españolas o sicilianas. Muchas de ellas fueron a pasar a libros de ejemplos para sermones. El más famoso fue sin duda la Disciplina clericalis del judío converso español Pedro Alfonso, entre otros muchos. Durante el Renacimiento reciberon el interés de los humanistas; Leonardo da Vinci, por ejemplo, compuso un libro de fábulas. Con la revitalización de la Antigüedad clásica en el siglo XVIII empezaron a escribirse fábulas; destacaron en esta labor los franceses Jean de La Fontaine y Jean Pierre Claris de Florian, los españoles Tomás de Iriarte y Félix María Samaniego, los ingleses John Gay y el alemán Gotthold Ephraim Lessing.
Posteriormente, en el siglo XIX, la fábula fue uno de los géneros más populares, pero empezaron a extenderse sus temas y se realizaron colecciones especializadas. En España destacaron especialmente los escritores Cristóbal de Beña (Fábulas políticas) y Juan Eugenio Hartzenbusch; en Estados Unidos, Ambrose Bierce, con sus Fábulas fantásticas y su Esopo enmendado, libros poblados por la ironía y la sátira política, y en Gran Bretaña Beatrix Potter (1858-1943
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