Respuesta :
El trabajo realizado es totalmente a mano. Este arte permite a muchas familias el sustento diario y a otros la dicha de lucir lindas prendas. En nuestro país la producción del añil ha sido y continúa siendo una de las fuentes de ingreso de muchos salvadoreños. Las prendas se sumergen en el añilEsta actividad, que data desde la época prehispánica, estuvo a punto de perderse, pero en la actualidad muchos están interesados en la producción de añil gracias al rescate de las técnicas de extracción del tinte.
Cabe mencionar que el tinte del añil es producido con base en la planta conocida con este mismo nombre. Con ella se crea una mezcla liquida de color verde intenso en la que se se sumergen las prendas a teñir. El parque arqueológico Casa Blanca, ubicado en el municipio de Chalchuapa, en el departamento de Santa Ana, es uno de los lugares donde se puede observar paso a paso la elaboración de prendas decoradas y teñidas con añil.
Marcela Flores, encargada de teñir la tela en este sitio comenta al explicar el procedimiento que “cuando la prenda está de color blanco la primera sumergida sale de color verde, entonces tiene que darle aire para que cambie de tono”, también añade que el agua es verde porque no tiene oxigeno, es por esto que las prendas se ponen al aire y, como resultado de esta acción, éstas toman una coloración azul y dependiendo de la intensidad final de ese color, las prendas se sumergen en el añil varias veces.
El proceso de teñido lleva desde un minuto a los quince, dependiendo de la tonalidad que se quiera, pero el aire es un factor muy importante, pues es el encargado de fijar el color a la tela, siendo la apropiada para esta actividad la de algodón, mantas, seda y lino, ya que sus hilos facilitan la impresión de la tinta.
También, además de utilizar la tinta a base de añil, se usan diversas plantas e insectos con los que se obtienen diferentes colores. “El color amarrillo lleva palo de mora, el rojito lleva insectos de “cochinillo” y el color verde, palo de mora con añil”, comentó Lisseth Clavel, instructora del taller de bordados y encargada de ubrir con parafina las telas a sumergir en el añil.
Esta técnica que combina creatividad y conocimiento, permite ir creando distintas tonalidades y, dependiendo de esto, así será el ambiente en el que se trabajará. Al realizar diseños con añil se debe tener una temperatura ambiente en el agua y para teñir con otros plantas se utiliza agua hirviendo.
Otra de las trabajadoras de este lugar explica que el proceso de aplicación de la parafina es muy importante pues permite sumergir la prenda en el líquido sin que los diseños o formas que llevará se tornen de color. “Se calienta a 80 grados y con un pincel de fibras naturales se le aplica al dibujo. Luego teñimos y al terminar se retira la cera con agua caliente”, describe.
Pero lo realmente importante de esta actividad es que se ha convertido en una fuente de ingreso para muchas familias, pero también en una forma de conservar nuestras costumbres y tradiciones, muchas de las cuales se han perdido por el avance de la modernidad.
Cabe mencionar que el tinte del añil es producido con base en la planta conocida con este mismo nombre. Con ella se crea una mezcla liquida de color verde intenso en la que se se sumergen las prendas a teñir. El parque arqueológico Casa Blanca, ubicado en el municipio de Chalchuapa, en el departamento de Santa Ana, es uno de los lugares donde se puede observar paso a paso la elaboración de prendas decoradas y teñidas con añil.
Marcela Flores, encargada de teñir la tela en este sitio comenta al explicar el procedimiento que “cuando la prenda está de color blanco la primera sumergida sale de color verde, entonces tiene que darle aire para que cambie de tono”, también añade que el agua es verde porque no tiene oxigeno, es por esto que las prendas se ponen al aire y, como resultado de esta acción, éstas toman una coloración azul y dependiendo de la intensidad final de ese color, las prendas se sumergen en el añil varias veces.
El proceso de teñido lleva desde un minuto a los quince, dependiendo de la tonalidad que se quiera, pero el aire es un factor muy importante, pues es el encargado de fijar el color a la tela, siendo la apropiada para esta actividad la de algodón, mantas, seda y lino, ya que sus hilos facilitan la impresión de la tinta.
También, además de utilizar la tinta a base de añil, se usan diversas plantas e insectos con los que se obtienen diferentes colores. “El color amarrillo lleva palo de mora, el rojito lleva insectos de “cochinillo” y el color verde, palo de mora con añil”, comentó Lisseth Clavel, instructora del taller de bordados y encargada de ubrir con parafina las telas a sumergir en el añil.
Esta técnica que combina creatividad y conocimiento, permite ir creando distintas tonalidades y, dependiendo de esto, así será el ambiente en el que se trabajará. Al realizar diseños con añil se debe tener una temperatura ambiente en el agua y para teñir con otros plantas se utiliza agua hirviendo.
Otra de las trabajadoras de este lugar explica que el proceso de aplicación de la parafina es muy importante pues permite sumergir la prenda en el líquido sin que los diseños o formas que llevará se tornen de color. “Se calienta a 80 grados y con un pincel de fibras naturales se le aplica al dibujo. Luego teñimos y al terminar se retira la cera con agua caliente”, describe.
Pero lo realmente importante de esta actividad es que se ha convertido en una fuente de ingreso para muchas familias, pero también en una forma de conservar nuestras costumbres y tradiciones, muchas de las cuales se han perdido por el avance de la modernidad.