Aguilera Sánchez se dedicó al comercio y a la agricultura, estableciendo su negocio en la isla San Ignacio, ubicada en el Golfo de Guayaquil. En sus travesías fluviales llevaba de acompañante a su hijo Demetrio. Estos viajes fueron uno de los elementos inspiradores de la literatura del autor. El contacto con el río Guayas, el entorno geográfico del perfil costanero, las islas intrincadas llenas de manglares y sus habitantes, los cholos, se convirtieron en protagonistas de sus obras.Dos escritores ejercieron una fuerte influencia en su formación intelectual: José de la Cuadra y Joaquín Gallegos Lara, líder del Grupo Guayaquil. Aguilera se distinguió por ser un lector voraz. Fue inmenso su afán por conocer y aprender. Sus lecturas: Fedor Dostoievski, Thomas Mann, Benito Pérez Galdós y León Tolstoi, que le dieron herramientas para tornear psicológicamente a sus futuros personajes de novelas.