Algunos países, como Estados Unidos o Canadá, suelen atrasar o adelantar las horas para ayudar en el ahorro de energía. Dicho argumento fue propuesto por Benjamin Franklin durante su periplo como embajador estadounidense en Francia en el año 1874.
En una carta enviada al diario Le Journal, junto con una serie de medidas para ayudar al ahorro energético, este propuso el adelantar las horas para poder ahorrar en el uso de velas de cera parafinada y se aprovechase mejor la luz natural.